sábado, 23 de marzo de 2013


Francisco llegó a Castelgandolfo para reunirse con Benedicto XVI

Es la primera vez que dos pontífices se encuentran. Almorzarán en residencia donde se encuentra Ratzinger, quien hoy cumple 86 años. Se especula con una foto juntos, saludando desde el balcón.



Después de un vuelo de 20 minutos en helicóptero el Santo Padre Francisco aterrizó en el helipuerto de las villas pontificias de Castelgandolfo, donde fue recibido por el papa emérito Benedicto XVI, comunicó la sala de prensa vaticana. Estaban presentes también los obispos de Albano monseñor Marcello Semeraro y Saverio Petrillo, director de las villas.
El Papa y el emérito se "trasladaron juntos en un vehículo al Palacio Apostólico", informó la sala de prensa.
En Castelgandolfo se produce por estas horas un hecho histórico: es la primera vez en 2.000 años de cristianismo que un Papa y un ex Papa se reúnen.
Francisco y Benedicto XVI compartirán un almuerzo en la residencia papal de Castelgandolfo, en las afueras de Roma, donde vive provisoriamente el anterior pontífice. Esta es una derivación de la sorpresiva renuncia, a comienzos de febrero, de Joseph Ratzinger, por "falta de fuerza física y espiritual". Fue aquella una decisión que sacudió al mundo católico, pero que –en términos generales– cayó bien en la Iglesia y en el mundo porque se la consideró un gesto de responsabilidad.
La dimisión de Benedicto XVI –la primera de un pontífice en seis siglos (la última había sido la de Gregorio XII) en un contexto muy diferente– no sólo cortó con la tradición de que el papado era hasta la muerte. También abrió interrogantes acerca de cómo será la cohabitación entre un Papa y un ex Papa. La Iglesia es una institución absolutamente piramidal, en la que el pontífice –además de ser para los católicos el Vicario de Cristo en la tierra– tiene una autoridad excluyente, que no puede ser –ni parecer– condicionada por otra figura eclesiástica.
"Que la gente piense que el Papa comparte su autoridad con una suerte de pontífice en las sombras sería un disparate eclesiológico", dijo a Clarín una fuente eclesiástica. Y completó: "Por eso, Benedicto XVI debe desaparecer completamente de la escena, ser a los ojos del mundo un muerto en vida". En cambio, otros creen que Benedicto XVI podría ser de gran ayuda para el nuevo Papa, al ser una valiosa fuente de consulta, que mejore el traspaso del cargo y le aporte su experiencia. Al anunciar su renuncia, Ratzinger dijo que se retiraba a orar en un monasterio que se está construyendo en el Vaticano.
Con todo, ayer se especulaba con la posibilidad de que Francisco y Benedicto XVI –que compartirán un almuerzo por el día del cumpleaños 86 de Ratzinger– salieran a saludar al balcón de la residencia, protagonizando una foto histórica.
Los más cautelosos –precisamente por el perfil bajo que debe tener el ex Papa– sólo esperaban que el Vaticano distribuya algunas fotos y, en el mejor de los casos, un video sobre el encuentro. Sea como fuere, está claro el desconcierto que provoca una situación sin precedentes.

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