miércoles, 27 de marzo de 2013


Duro cruce de Scioli con el gobierno nacional

El gobernador dejó su estilo elusivo e intercambió críticas con Randazzo y De Vido; marcaron así un nuevo punto de tensión en la relación.




En un nuevo pico de tensión en la relación con el kirchnerismo, el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, se apartó del libreto mudo que suele usar cada vez que recibe una crítica de la Casa Rosada y decidió responder. Le contestó al ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, quien le había pedido que fije "prioridades" a la hora de administrar los recursos.
"No soy un improvisado", replicó Scioli, después de mandarlo a "hacer el trabajo que la Presidenta le ha encomendado", y recordarle que es el mandatario con más votos de la historia de la provincia.
Poco después, el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, cuestionó la fidelidad del gobernador a la Presidenta. "La lealtad declamada no sirve para nada", dijo. Quedó así en evidencia el crítico momento que atraviesa la relación con Scioli.
En medio del conflicto con los gremios bonaerenses, el mandatario hizo ayer un raid mediático para condenar las nuevas huelgas docentes, a las que el sciolismo identificó con intereses "políticos" y "destituyentes".
Aunque son pocos los que se animan a ubicar al gobierno nacional detrás de esas protestas, en La Plata comienza a extenderse un temor: que el Gobierno pretenda imponerle a Scioli el costo de un ajuste en el gasto social, en las partidas a los intendentes o un nuevo impuestazo.
"No me van a hacer pisar el palito de las provocaciones. Me quieren hacer reaccionar de manera intempestiva", se defendió el gobernador.
"Algunos están con esa actitud de «provoquémoslo a ver si reacciona». No voy a ser parte de la confrontación a la que me quieren llevar", continuó el gobernador.
"Fue un mensaje a los gremios, pero también un llamado de atención al gobierno nacional", coincidieron dos hombres del riñón sciolista, mientras el resto de la tropa bonaerense intentaba poner paños fríos a la disputa o, directamente, negar que se trate de una escalada de tensión en la relación con la Casa Rosada. Lo mismo hicieron cerca de Randazzo, donde destacaron que el ministro negó tajantemente que exista una "guerra" contra Scioli.
Mientras esto ocurría, De Vido tomó la dirección contraria y elevó el tono del enfrentamiento con Scioli. "La lealtad declamada no sirve para nada", dijo De Vido frente a intendentes kirchneristas de Jujuy, a quienes les recordó la cena secreta que Scioli mantuvo, en diciembre, con el ex vicepresidente Julio Cobos. "[No sirve de nada] estar acá y a los 5 minutos sacarse una foto con el peor detractor del modelo", aseveró.
Anteanoche, durante una entrevista con el canal C5N, Randazzo había negado que el Gobierno "le deba plata" a Scioli, quien viene reclamando un aumento de los fondos coparticipables que recibe la provincia. "No se le debe nada a ninguna provincia. Pero eso no quiere decir que sea suficiente, y se tiene que administrar mejor", indicó el funcionario.
Luego aludió directamente a la gestión del bonaerense: "Lo que tiene que tener la provincia son prioridades. Uno, cuando gobierna, administra recursos escasos y demandas infinitas. Es como administrar la casa de uno: primero come, después se viste y, si sobra, se va de vacaciones. Acá lo que tienen que poner es prioridad en lo que respecta a dónde serán asignados los ingresos".
Ayer, Scioli le respondió en una entrevista con Radio 10. "Cada uno tiene sus responsabilidades. Yo tengo que administrar lo mejor posible y el ministro del Interior tendrá que hacer el trabajo que la Presidenta le ha encomendado. Yo no soy una persona improvisada. La gente me ha renovado la confianza hace un año y soy el gobernador más votado de la historia de la provincia", sentenció.
"¿Quién lo eligió a Randazzo? ¿Cuántos votaron a De Vido? ¡Critican y critican y no los eligió nadie!", despotricaba ayer un hombre de confianza de Scioli, envalentonado por el hecho de que el gobernador, lejos de evitar "comentar comentarios" -como suele responder en otras ocasiones-, le contestó "con los votos" a Randazzo.
Los hombres de prensa de Scioli, en cambio, le restaron importancia al entredicho. "El espíritu es no contestar. Quizás se lo preguntaron tres veces y a la tercera Daniel se cansó", interpretaron. También destacaron que la Casa Rosada condenó los paros docentes, así como el apoyo que Scioli recibió de parte de 89 intendentes que firmaron una solicitada en contra de las huelgas y en favor de las gestiones de la provincia ante los gremios, que saldrá publicada hoy en los medios bonaerenses (ver aparte). Sin embargo, los sectores conciliadores y los más duros coincidieron en un temor: "Cuando nos piden que pongamos más [plata] de la que tenemos, nos están pidiendo que ajustemos. Quieren que recortemos el gasto social", aventuró una fuente. "Buscan un nuevo aumento de impuestos. Quieren apretar al campo", agregó otro funcionario. Ambos tratan a diario con Scioli.
La otra coincidencia que atraviesa las filas del sciolismo pasa por asignar a la protesta docente y, en particular, al líder de Suteba, Roberto Baradel, una intencionalidad política "destituyente", como manifestó en público el jefe de Gabinete bonaerense, Alberto Pérez.
Las diferencias en el sciolismo vuelven a surgir a la hora de identificar quién está detrás de las intenciones políticas que le atribuyen a Baradel: si el kirchnerismo o el sabbatellismo, dada la cercanía del sindicalista con el titular de Afsca y líder de Nuevo Encuentro, Martín Sabbatella. El gremialista ya desmintió en varias oportunidades que forme parte del partido de Sabbatella. El sciolismo está decidido a no creerle. Tanto como a negar que el sabbatellismo, en última instancia, reporta a la Casa Rosada.

89 INTENDENTES KIRCHNERISTAS CONTRA EL PARO

Por medio de una solicitada que será publicada hoy en los medios provinciales, el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, le mostrará a los gremios docentes que cuenta con el apoyo de la mayoría de los intendentes kirchneristas en su reclamo para que se terminen las huelgas. En la solicitada, que lleva el título "Los chicos en las aulas", 89 intendentes oficialistas y del vecinalismo definieron a la educación como un "derecho universal" que no puede ser "avasallado" por el reclamo gremial, al que, con todo, le reconocieron legitimidad. Pese a los rumores previos a la firma de los intendentes, el segundo punto manifiesta su apoyo a "las gestiones" de Scioli para que haya clases con normalidad.
En un claro mensaje de la Casa Rosada, entre los firmantes se puede reconocer a todos los municipios ultrakirchneristas, como Lanús, La Matanza, Florencio Varela, Avellaneda y Lomas de Zamora.En cambio, no se encuentra el municipio de Tigre, que gobierna Sergio Massa, ni ninguno de sus aliados. Tampoco a los municipios de la UCR y de otros partidos opositores.

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