miércoles, 20 de marzo de 2013


 





ROMA.- En la confirmación de un giro en la estrategia de su relación con la Iglesia, lapresidenta Cristina Kirchner se adelantó a sus pares y fue ayer la primera jefa de Estado en saludar al papa Francisco, apenas finalizó la misa con la que el jesuita argentino inició su pontificado, en la multitudinaria misa celebrada en la Plaza San Pedro.
Apenas terminó la ceremonia, Cristina Kirchner dejó la plaza e ingresó en la Basílica de San Pedro y, embriagada por la emoción, saludó al Pontífice, y le dijo: "Le pido a Dios que lo bendiga, Francisco". El papa Bergoglio, con quien el día anterior había compartido un almuerzo que duró dos horas y veinte, le respondió: "Gracias por venir, Cristina".
El visible acercamiento de la Presidenta a la Iglesiase diferencia notoriamente de la tirante relación que se registraba hasta hace muy poco, cuando Bergoglio se desempeñaba como arzobispo de Buenos Aires. Y se suma a otros gestos significativos, como la participación de la organización kirchnerista Unidos y Organizados en una vigilia de oración para rezar por el Pontífice, en San Martín, y la reunión de una hora que la propia Cristina Kirchner tuvo ayer, por iniciativa propia, con el presidente del Episcopado y arzobispo de Santa Fe, monseñor José María Arancedo (ver aparte). La reunión fue la última actividad de la Presidenta en el elegante hotel Eden, ubicado en el barrio donde transcurre La dolce vita, y que abandonó tras concluir la audiencia. Camino al aeropuerto se detuvo diez minutos para saludar a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff , y luego se embarcó rumbo a Buenos Aires.
En el saludo al Papa se alcanzó a percibir que Cristina Kirchner le dijo al Papa: "Perdone, quiero pedirle que rece por la Argentina, por todos". Francisco le pidió, a su vez, que rezara por él, a lo que la Presidenta respondió: "Pero, por supuesto. Mucha suerte, le deseo muchos éxitos".
Pese a los esfuerzos del Gobierno por revertir la conflictiva relación con la Iglesia, que se alimentó con sucesivos desencuentros, el papa Francisco se manejó con prudencia y no comprometió una respuesta favorable a las peticiones. Aún no respondió al pedido que le acercó Cristina Kirchner para que intercediera ante Gran Bretaña y la siente a dialogar con la Argentina para superar el diferendo, y tampoco comprometió un viaje al país en ocasión de su visita a Río.
Fuentes eclesiásticas indicaron a RMN que "resulta difícil" que el Papa pueda combinar un viaje de envergadura a la Jornada Mundial de la Juventud con otra visita de peso, como sería su llegada a la Argentina. No obstante, estimaron que Bergoglio podría decidir realizar sendos viajes en fechas distintas, en referencia a la prevista beatificación del cura Brochero, programada para septiembre u octubre.
A pocos metros del altar, en la Plaza San Pedro, la Presidenta se ubicó en primera fila, junto al canciller Héctor Timerman; al titular de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, y al presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti. Detrás de ella, en la fila siguiente, se ubicaron los gremialistas Antonio Caló, Omar Viviani y Omar Suárez, de la CGT oficialista. En un momento se acercaron a saludarla los futuros reyes de Holanda, Guillermo de Orange y Máxima Zorreguieta.

El giro de la Presidenta en su relación con la Iglesia, que se diferencia incluso con el tibio saludo inicial al conocerse la elección papal de Francisco, puso en alerta a algunas expresiones del kirchnerismo más puro. Los intelectuales de Carta Abierta, encabezados por el sociólogo Horacio González, objetaron los elogios al primer pontífice latinoamericano, a lo que se suma las acusaciones de sectores cercanos al kirchnerismo contra Bergoglio, a quien le atribuyen responsabilidad en las detenciones de dos sacerdotes jesuitas durante la dictadura militar.
En un hecho sugestivo, en el momento de dar el saludo de la paz, Cristina Kirchner se levantó de su asiento y le dio un beso la ex jueza Alicia Oliveira, que rechazó reiteradamente las acusaciones contra Bergoglio.

En las últimas horas, el embajador ante la Santa Sede, Juan Pablo Cafiero, le envió en Roma una carta al director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Federico Lombardi, en la que desmiente "categóricamente" dos artículos publicados en El Cronista, en la que se lo implica en maniobras para hacer llegar a los cardenales que participaron del último cónclave un dossier con las acusaciones a Bergoglio.
En sintonía con los pasos dados por la Presidenta, el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, consideró "un gesto muy importante" el almuerzo que el Papa compartió con Cristina Kirchner.
A los vientos favorables que tienden a mejorar la relación, se sumó el titular del bloque de diputados kirchneristas, Agustín Rossi, una de las voces que defendieron con más énfasis la ley del matrimonio igualitario, resistida por Bergoglio. Ante el encuentro en el Vaticano, dijo ayer que la agenda trazada entre Francisco y Cristina Kirchner "entusiasma y compromete". Y tras calificar el encuentro de "histórico", afirmó en Twitter que "las coordenadas de la política interna son insuficientes para analizarlo con profundidad".
  • Perdone, quiero pedirle que rece por la Argentina, por todos; suerte, le deseo mucho éxito 
    Cristina Kirchner / Presidenta
    Ésas fueron las palabras que le dijo a Bergoglio cuando lo saludó en San Pedro; él le respondió con su habitual: "Rece por mí". "Por supuesto", dijo ella.

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