sábado, 16 de marzo de 2013

Para enfrentar al eje Scioli-De Narváez, Solá podría candidatearse en reemplazo de Massa


felipe sola vota a cfk
Tal como se están perfilando las cosas, la batalla por la captación del voto peronista en Buenos Aires tiene dos ejes. El primero es el control de la mayoría en la legislatura provincial durante los últimos dos años de gestión de Daniel Scioli. En buena medida, la suerte de la candidatura presidencial de éste depende de que la Legislatura no se convierta en un factor de ingobernabilidad que podría terminar con su carrera política. La tensión entre el gobernador y la presidente por la definición de las listas provinciales gira entonces alrededor de este tema. Para el kirchnerismo, Scioli debería ser el rehén de sus bancadas.

El segundo eje es muy simple: de los 36 diputados nacionales que este año renovará Buenos Aires, alrededor de 25 surgirán de las distintas facciones peronistas. En el escenario de una ofensiva cristinista para conseguir los dos tercios de los votos del Congreso necesarios para la reforma constitucional, el control sobre los diputados nacionales bonaerenses puede ser decisivo. Esta última sería la razón por la cual el pacto entre Scioli y Francisco de Narváez se estaría convirtiendo en una verdadera obsesión para la presidente. Ésta intuiría el peligro. Si el empresario puede acercarse o superar el 25%, como señalan algunas encuestas, podría obtener entre 8 y 9 diputados nacionales. Se trataría de legisladores que votarían sin duda contra la reforma constitucional, para allanarle el camino a Scioli. En síntesis, que traducido a sus términos elementales, el éxito del Frente para la Victoria en las urnas bonaerenses podría liquidar definitivamente el proyecto presidencial del ex motonauta. Y un resultado inverso sería el punto final de la reelección.

En este complejo rompecabezas, la presidente habría ordenado que se ejerza una presión creciente para que Sergio Massa abandone su proyecto de encabezar su propia lista para diputados nacionales. Los excelentes números del intendente de Tigre habrían sido su perdición. Los ultracristinistas temen que Massa termine ganando la elección y convirtiéndose en un rival presidencial difícil de frenar. Ahora las señales de aquél en el sentido de que no sería candidato son festejadas por igual por kirchneristas y sciolistas. Pero en este juego de contrapesos, el inminente paso al costado de Massa le dejaría aún más espacio a de Narváez para captar votos peronistas, de centro y de centroderecha. No es un secreto que, días atrás, Scioli le habría entregado al empresario las listas de candidatos prácticamente completas para todas las secciones de la provincia. En este armado estaría excluida La Juan Domingo, representante del sciolismo más duro. Su jefe, Baldomero Cacho Álvarez había apostado a Massa, pero ahora correría el riesgo de quedarse sin el pan y sin la torta.

El reemplazo

En esta nueva variante del escenario, empieza a hablarse de una candidatura para reemplazar al intendente de Tigre y achicarle los márgenes de ganancia a De Narváez. Se trata de Felipe Solá, que en los últimos meses trabajó en las proximidades de Massa y que ahora podría dar el paso al frente. Su planteo sería presentarse como un critico del cristinismo, pero con muchos puntos en común con éste y dispuesto a negociar su retorno a las filas oficialistas después de las elecciones. Tanto Solá como de Narváez también apuntarían a quedarse con una parte de los votos del PRO. Después de la huida de Gabriela Michetti de Buenos Aires y de que no funcionara la precandidatura de Carlos Melconian, Macri acaba de ungir a Gustavo Posse como primer diputado nacional. Pero pocos dudan que se trata de un parche y que el macrismo sigue buscando una figura que capte votos peronistas y que le evite salir detrás de De Narváez y del FAP y la UCR. La probable irrupción de Solá en el terreno plantearía nuevas incógnitas. Por ejemplo, si el cristinismo lo dejará correr con la expectativa de que le haga perder diputados al empresario y que, más tarde, converja en el Congreso con el Frente para la Victoria. Solá no sería, como sí lo es Massa, un peligro para Cristina, porque los sondeos le darían un discreto techo del 10% que no le permitiría ingresar en la carrera presidencial. Una disputa por los votos no kirchneristas entre De Narváez, el PRO y Solá podría ser un escenario conveniente para el cristinismo, que casi no perdería votos a manos de ninguno de los tres. En este nuevo esquema, el verdadero peligro para el Frente para la Victoria ya no pasaría por el PRO sino por el eje Scioli-De Narváez. Finalmente, y a menos que haya cambios sustanciales en las tendencias, CFK y Scioli se encaminan a enfrentarse en las urnas en octubre, aunque lo hagan a través de terceros.


Fuente: El Informador Publico

No hay comentarios:

Publicar un comentario