domingo, 16 de marzo de 2014

El dólar a $8 se queda sin nafta: la inflación se come la devaluación y prevén otro ajuste del tipo de cambio


Una corrección cambiaria resulta beneficiosa para ganar competitividad, si sólo lo que sube es el billete verde y el resto de los precios se quedan quietos. Esto no es lo que sucede actualmente, de modo que los analistas advierten que en pocos meses se volverá a “foja cero”. ¿Cuándo ocurrirá?
Cuando el Gobierno avanzó con la fuerte devaluación en enero, el consenso entre los expertos fue casi unánime: la administración K no apeló al salto del dólar como un instrumento para el crecimiento.
Fue una medida obligada ante las distorsiones“, es el diagnóstico de Dante Sica, director de la consultora Abeceb.
Y pese a que durante años el Ejecutivo pregonó en contra de cualquier eventual salto del billete verde -aun cuando, a cuentagotas, la Argentina fue el país de la región que más venía devaluando en términos nominales-, los funcionarios debieron justificar el nuevo escenario con dólar a $8.
Como la ministra de Industria, Débora Giorgi, quien luego del “sismo cambiario” aseguró que se trató de un“ataque especulativo“. Pero inmediatamente después -como si no hubiera mal que por bien no venga-, destacó que “este es un dólar competitivo para la industria”.
¿En qué nivel dejó la devaluación al “Made in Argentina“? Ni bien el Banco Central convalidó el nuevo valor del billete verde, las empresas recuperaron algo del colchón cambiario perdido.
Según cálculos de Fundación Mediterránea, el tipo de cambio para las compañías nacionales en términos reales -es decir, considerando la inflación argentina y la de Estados Unidos- pasó a ser similar al de noviembre de 2010. “Es decir que se corrigió algo más de tres años de atraso“, destacaron desde la consultora. 
En tanto, respecto a Brasil, los analistas estimaron que “la mejora llevó el tipo de cambio a los niveles de abril de 2012, una corrección menor porque el país vecino también depreció su moneda”.
A simple vista, el beneficio en términos de competitividad pareció ser relevante.
Sin embargo, la advertencia de los analistas era clara: si no se controlaba la inflación, entonces ese salto cambiario para corregir distorsiones no sólo no iba a servir para traccionar a la industria, a las economías regionales y a las golpeadas exportaciones de servicios, sino que sus ventajas se iban a terminar esfumandoen un brevísimo lapso de tiempo.
Como insisten en destacar los economistas, una devaluación sólo resulta exitosa cuando sube el dólar y dicho incremento no es acompañado por el resto de los precios. 
A menos de dos meses del salto del tipo de cambio, conviene repasar cuál es el cuadro de situación al día hoy.
En este sentido, un informe de Elypsis es contundente: “La inflación ya eliminó casi la mitad de la gananciaen competitividad“.
En efecto, según el análisis de la consultora que dirige Eduardo Levy Yeyati, el salto del billete verde de enero generó una mejora del 14% del tipo de cambio real multilateral -es decir, aquél que considera la relación entre el peso argentino y las monedas de los principales socios comerciales, descontada la inflación local e internacional-.
El problema fue que la devaluación aceleró la disparada del índice de precios, que terminó por “carcomer” más de 6 puntos de esa mejora de competitividad.
Así, en cuestión de semanas, “la inflación ya eliminó casi la mitad de la ganancia cambiaria“, alertaron desde Elypsis. 
El “dólar a $8″, se queda combustible
La pregunta que inquieta a los analistas es cuánto tiempo más resistirá la competitividad que ganó la moneda nacional tras la devaluación de enero, antes de que se evapore totalmente y el “dólar a $8″ se quede así sin “combustible“. 
En este sentido, para los expertos, la estrategia oficial de utilizar al tipo de cambio en parte como ancla paracontener las exigencias salariales, sin un plan para enfriar la fuerte presión de costos, es un arma de doble filo.
Según Levy Yeyati, “con una cotización estable del dólar en $8 -incluso con una inflación descendente-, el nuevo colchón cambiario se consumiría totalmente en agosto”.
En base a una proyección “optimista” del índice de precios, para el economista, en menos de cinco meses el tipo de cambio real “se habrá apreciado 15%“, lo cual “anularía todos los efectos de la devaluación”.
En una línea similar, desde Fundación Mediterránea destacaron que “la mejora obtenida será eclipsada en pocos meses si el tipo de cambio nominal queda virtualmente fijo en los $8 y la inflación se mantiene en los niveles actuales”.
De este modo, consideraron que, en la medida en que no se establezcan acciones para frenar la inflación, “el oxígeno cambiario logrado en enero irá perdiendo efectividad rápidamente a lo largo del 2014, hasta neutralizarse”.
Con respecto a los plazos, mientras que algunas consultoras hablan de que el colchón se extinguirá hacia julioagosto, el ex presidente del Banco Central, Aldo Pignanelli, se mostró mucho más pesimista, al considerar que los efectos del salto cambiario se agotarán en cuestión de semanas.
En este sentido, alertó que “a fines de marzo o principios de abril tendrá que haber un reajuste del dólar”.
En tanto, para Levy Yeyati, esta “tregua cambiaria” se podrá extender unos meses, pero no mucho tiempo más.
“La reciente estabilidad del dólar y una inflación elevada comienzan a alimentar perspectivas de un nuevo salto de la divisa“, advirtió el experto, quien -en base a los contratos a futuro para el billete verde- estimó un nuevo salto del tipo de cambio para mediados de año.
Desde su consultora advierten que la expectativa de devaluación anual alcanza el 40%, lo que equivale a undólar a casi $10,40 hacia finales de 2014.
En diálogo con iProfesional, Ramiro Castiñeira, analista de Econométrica, coincidió en que “una vez que se agote la ganancia de competitividad, las presiones por devaluar volverán a estar más vigentes que nunca, porque estaremos regresando a la misma situación que imperaba en enero y que fue la que obligó al Gobierno a avanzar con un salto del tipo de cambio”.
Sucede que, con la licuación de dicha ganancia, los incentivos para importar volverán a ser similares a los existentes pre-devaluación, en tanto que la industria nacional perderá el impulso para salir al mundo y generar divisas.
Frente a este escenario, Castiñeira consideró que “a partir del segundo semestre, una vez que pase la cosecha y se cierren las paritarias, habrá un nuevo movimiento devaluatorio”.
Con la mirada puesta en Brasil 
Un aspecto clave para la economía argentina es la relación de fuerzas con su principal socio comercialBrasil, que demanda cerca de un cuarto de toda la producción industrial nacional.
Como se mencionó anteriormente, el salto del dólar en enero permitió que la Argentina vuelva a una situación de competitividad similar a la que imperaba en abril de 2012, es decir, hace casi dos años, un dato que, a simple vista, no parece ser mal negocio para las empresas locales.
Sin embargo, en diálogo con iProfesional, el consultor Gustavo Segré consideró que el salto del billete verde no se traducirá en un salto exportador hacia el país vecino.
“La mejora de la ecuación cambiaria será un efecto de muy corto plazo. En enero, el empresariado argentino pasó a estar un poco más competitivo que en diciembre, pero cada semana que pasa no deja de perderse esa ganancia, la cual se va a terminar extinguiendo bastante rápido“.
Cabe destacar que si bien el real en los últimos doce meses se devaluó en términos nominales un 20%, actualmente cotiza a niveles similares que en enero, cuando el Gobierno argentino hizo saltar el valor del dólar. Es decir que la política cambiaria implementada por Dilma Rousseff no le metió mayores presiones a la administración K.
Lo que sí terminó dinamitando” la propia competitividad del peso argentino en relación con la divisa del país vecino fue la inflación local.
No es para menos:
• En diciembre pasado, la relación peso argentino/real brasileño -descontado el costo de vida- era de “1 a 1″. 
• En enero, devaluación mediante, pasó a ser de 1,21, es decir, una ganancia de competitividad de 20 puntos para la moneda local.
• Sin embargo, en febrero, con la aceleración de la inflación, ya se habían perdido 7 puntos de ese “colchón”.
• En tanto que, para cuando termine marzo, se habrán evaporado otros 5, según Fundación Mediterránea. 
• De este modo, la competitividad cambiaria, que en enero igualaba a la que estaba vigente en abril de 2012, en pocas semanas volverá a ser similar a la de marzo del año pasado, con el agravante de que está deteriorándose mes a mes.
Uno de los efectos inmediatos de una devaluación es que bajan los salarios en términos de dólar. Si bien esto tiene su contraparte negativa, porque reduce el poder adquisitivo y deteriora el consumo doméstico, puede ayudar a impulsar las exportaciones, especialmente las industriales o de servicios, porque vuelve máscompetitiva a la mano de obra local.
Sin embargo, para los expertos, el salto cambiario -que deterioró el poder de compra de los argentinos- no ayudó a abaratar sustancialmente el costo laboral medido en divisas estadounidenses, en particular frente a Brasil.
A fines de 2013, es decir, antes de la devaluación, dicho costo laboral en dólares de la industria argentina era casi 34% más elevado que el de Brasil -tomando como base el año 1997-.
Jorge Vasconcelos, economista del IERAL, aseguró a iProfesional que “la devaluación corrigió parcialmente este desequilibrio, pero no en su totalidad. No alcanzó”.
En una línea similar se pronunció Segré, quien argumentó que “el salto del dólar no revirtió las cosas. La Argentina se hizo un poco más competitiva pero no hizo desaparecer el desfasaje que había entre las dos economías”.
El problema es que a esta ecuación todavía falta adicionarle el “efecto paritarias“. De modo que en este 2014, el costo laboral nacional respecto al vigente en el país vecino podría terminar resultando mucho más desfavorable que en 2013, pese a la devaluación. 
El directivo de una cámara autopartista, industria clave en el intercambio bilateral, no ocultó su preocupación: “Estamos enfrentando reclamos de aumentos del 30%, cuando las mejoras salariales en Brasil, como mucho, son del 8% y con inflación de un dígito”.
“Ya con firmar paritarias por encima del 20% va a provocar que, automáticamente, perdamos toda la mejora en competitividad“, alertó el directivo.
Por lo pronto, la relación comercial con Brasil no le está sacando ninguna sonrisa a los funcionarios: en enero, las exportaciones hacia ese país se derrumbaron un 23% frente al mismo mes de 2013. En febrero, pese a la devaluación, el desplome fue similar.
En tanto, las importaciones, cayeron menos de la mitad, lo que provocó que la balanza comercial bilateral seadeficitaria en más de u$s70 millones, cuando en febrero del año pasado la Argentina gozaba de un sólido superávit.
Las cuentas, como se ve, no están cerrando. Así es como la pregunta ahora no es si el Gobierno va a devaluar o no, sino cuándo lo hará.

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