lunes, 17 de junio de 2013

Massa: ¿El verdugo del kirchnerismo?


Ayer, algunos integrantes del equipo de campaña de Sergio Massa trabajaban en La Plata, instalando una oficina con 20 computadoras que centralizaría el armado de las listas de candidatos, cuya presentación vence el próximo sábado. La intención del Frente Renovador massista es competir en los 135 distritos de la provincia, lo que implica un esfuerzo de organización enorme. Sólo el PJ y la UCR alcanzan a cubrir el 100% de los distritos, en tanto que el denarvaísmo, que compite por tercera vez, todavía no llega con sus listas a toda la provincia.

También ayer se conoció una decisión clave del hermético intendente de Tigre. Sólo habría una lista para cada una de las ocho secciones electorales de la provincia. Es decir que el massismo rechazaría las colectoras y concentraría sus votos. El mismo criterio podría seguir para las listas en cada municipio, lo que fortalecería a los intendentes del Frente Renovador. En cuanto a la lista que será la vidriera nacional del massismo, la encabezará el propio Massa, si decide romper con la Casa Rosada, o su esposa Malena Galmarini, si opta por ser funcional a los intereses del kirchnerismo, restándole votos a De Narváez y favoreciendo el triunfo del Frente para la Victoria. Entre el segundo y el sexto lugar de la lista estarían el intendente de Almirante Brown, Darío Giustozzi, la ex mano derecha de De Narváez, Mónica López, Felipe Solá y un dirigente puesto por Graciela Camaño.
Los distintos indicios sobre la decisión de Massa siguen siendo lo suficientemente ambiguos como para que la presidente y su entorno estén preocupados. La historia le está dando a aquél la oportunidad de convertirse en el gran triunfador de estas elecciones y, eventualmente, iniciar la etapa final del ciclo kirchnerista iniciado en el 2003. Es cierto que De Narváez le ganó en el 2009 la elección bonaerense al Frente para la Victoria, cuya lista para diputados la encabezaban justamente Néstor Kirchner, Daniel Scioli y el propio Massa.
El triunfo de De Narváez golpeó seriamente a la Casa Rosada y Kirchner, para no desgastarse, hizo un gesto simbólico anunciando su renuncia a la presidencia del Consejo Nacional del Partido Justicialista, renuncia que nunca efectivizó, reasumiendo ese cargo poco tiempo antes de morir.
El caso Massa es totalmente distinto. Su triunfo podría producir una crisis interna grave en el kirchnerismo. Es que la presidente está anclada alrededor de los 30 puntos y entonces la dirigencia peronista bonaerense podría correr masivamente detrás del triunfador buscando un salvavidas para el 2015. No es menos cierto que, ganando la elección, el tigrense podría optar entre apuntar para la Rosada o consolidarse como candidato a gobernador apoyando a Mauricio Macri o a Scioli para presidente.

Plan B

Mientras aumenta el número de los que opinan que Massa dará el paso al frente, no dejan de tener peso los argumentos de los que piensan que sólo llegará hasta impulsar una lista con Malena. A favor de esta hipótesis está la historia de sus compromisos como ex jefe de gabinete y director de la ANSES y la posibilidad de que el gobierno reaccione ventilando determinadas cuestiones. Su alejamiento del vértice del poder no fue pacífico. En la noche del 28 de junio del 2009, al enterarse Kirchner que la lista de Massa en Tigre había obtenido más votos que la lista para diputados nacionales, reaccionó violentamente contra él y casi hubo una escena de pugilato. Dos años más tarde, cuando Wikileaks reveló miles de mails del servicio exterior de los EEUU, se supo que Massa le había comentado a un alto diplomático estadounidense en Buenos Aires que Kirchner era un “psicópata”. El caso es que sus relaciones con CFK, Carlos Zannini, Julio de Vido y otras figuras del entorno presidencial se fueron enfriando. Como nexo entre Tigre y Olivos quedó funcionando el banquero número uno del poder, Jorge Brito. En los últimos meses, Diego Bossio, sucesor de Massa en la ANSES, mantuvo varias largas reuniones con él. Esta semana, en la hora decisiva, se sabrá si la nueva estrella de la política nacional privilegiará sus negociaciones con el poder o dará un paso irreversible, convirtiéndose en el verdugo del kirchnerismo.

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