jueves, 13 de diciembre de 2012

Hubo graves incidentes, Tigre se negó a seguir y San Pablo festejó





El árbitro dio por terminado el partido que San Pablo ganaba 2-0 al final del primer tiempo y el local festejó el título. El técnico Gorosito denunció que al final del primer tiempo hubo jugadores agredidos y que los amenazaron con armas de fuego.


El sueño de Tigre se convirtió en pesadilla. A San Pablo, el equipo de Néstor Gorosito fue a jugar la final de vuelta de la Copa Sudamericana, pero no pudo completar los 90 minutos y terminó con una amargura bárbara. Después de un confuso episodio en el vestuario visitante del Morumbí, los de Victoria decidieron no salir a jugar el complemento. Perdía 2-0 por goles de Lucas y Osvaldo.
La historia comenzó chiva desde temprano para Tigre, pero nadie imaginaba el final. El martes, los directivos locales no dejaron al equipo argentino pisar el césped del Morumbí. El miércoles, ya camino al estadio, el micro sufrió la hostilidad del público local, que decidió hacerle sentir el rigor de jugar en San Pablo una final. Lo mismo que le pasó a Boca contra el Corinthians en la Libertadores.
Pero el fútbol recibió una mancha horrible en el entretiempo del partido. Tras un final caliente de la primera parte, con un Matador súper caliente por supuestas cargadas del local por el 2-0 a favor, en los vestuarios llegó lo peor. Auxiliares de Tigre salieron al campo de juego a denunciar agresiones y una zona liberada en los camarines.
Luego, apareció Pipo Gorosito en el campo de juego y lo confirmó. "Sacaron dos revólveres en el vestuario. Eso es San Pablo, son cagones, mano a mano no se la bancan. No se juega más", avisó. El encargado de seguridad del club argentino, además, manifestó que al arquero Albil la policía le puso un arma en el pecho. Otros testigos también hablaron de sangre en las remeras de los jugadores.
Y así fue. Tigre no salió al segundo tiempo y el partido no pudo seguir. San Pablo sí se presentó en el césped y los árbitros también. Y Osses, el juez del encuentro decidió terminarlo. Así, en una final que terminó en escándalo, la Sudamericana quedó en manos de los brasileños. El sueño del Matador se convirtió en pesadilla.

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