miércoles, 20 de agosto de 2014

Sale a la calle el primer ómnibus impulsado por aceite comestible


Al presentar los diez colectivos cero kilómetro de La Mixta, como experiencia piloto, un 112 circulará 6 meses con biodiésel, elaborado a partir de lo que descartan 500 restaurantes de la ciudad.
Al presentar los diez colectivos cero kilómetro que se sumaron a la flota de la empresa La Mixta (ver aparte), la intendenta Mónica Fein dio a conocer ayer una experiencia piloto que hará de Rosario la segunda ciudad del país en utilizar biocombustible en su sistema de transporte público de pasajeros. En principio, la prueba involucrará a dos “unidades testigo” de la firma durante seis meses: una de ellas utilizará B-20, una mezcla de gasoil y biodiésel en una proporción de hasta el 20 por ciento, y la otra circulará sólo con gasoil. Al cabo de ese lapso se evaluarán los resultados en materia de rendimiento, consumo de motores e impacto sobre el medio ambiente. Si los resultados son alentadores, el plan apuntará a sumar unidades del sistema a la nueva tecnología. Lo más interesante de la experiencia es que el biodiésel se obtiene a partir de aceite vegetal usado y descartado por 500 locales hoteleros y gastronómicos de Rosario.
En realidad, hace casi seis años que Rosario cuenta con una ordenanza (a partir de un proyecto del concejal radical Jorge Boasso) que obliga a la implementación de una política municipal para desarrollar biocombustible con aceite vegetal usado destinado al transporte público y los vehículos oficiales. La iniciativa proponía aprovechar los 3,6 millones de litros anuales que por entonces se estimaba eran desechados en la ciudad.
Finalmente, ayer el municipio dio el primer paso en esa dirección: a más tardar el lunes la experiencia piloto ya estará en la calle.
En el proceso convergen varias secretarías municipales —Servicios Públicos, Gobierno y Producción—, la empresa La Mixta y el Programa Provincial de Reciclado de Aceite Vegetal Usado (Progreco, desarrollado por la Fundación de Investigaciones Energéticas y Medioambientales), que se encarga de colectar el líquido ya empleado por unos 500 “generadores” rosarinos, entre bares, restaurantes y hoteles.
El aceite luego se recicla en la planta que una firma local, El Albardón, tiene en Puerto General San Martín y tras ese proceso se transforma en biodiésel.
Se trata de la segunda experiencia piloto en el país. La primera se dio hace unos meses en la vecina ciudad de Granadero Baigorria, pero la de Rosario “es de una escala mucho mayor”, explicó ayer el director general de Progreco, Juan Leguizamón. “La de Baigorria se desarrolló en menos tiempo y con recorridos más cortos”, explicó, para detallar que en Rosario la experiencia con el B-20 involucrará a “la línea que cubre más kilómetros en la ciudad (112) y por seis meses”.
A ese término “se monitorearán variables como el consumo y rendimiento de los motores y su impacto sobre el medio ambiente”, en este último caso la generación de “humo, contaminación y emisiones”.
Para la prueba se necesitarán unos 4 mil litros, que serán donados por la fundación, adelantó Leguizamón. Si los resultados del monitoreo resultan satisfactorios se “podrán empezar a desarrollar políticas para involucrar en la provisión de biodiésel a todo el sistema de transporte público”, afirmó.
De hecho, la meta es que a futuro no sólo se recicle el aceite vegetal usado por emprendimientos comerciales, sino también el que se desecha tras el consumo domiciliario. “A mediano plazo se podría impulsar la instalación de contenedores especiales estratégicamente ubicados y donde haya custodia (por ejemplo, en supermercados) para que la gente deposite envases de hasta litro y medio de aceite usado”, afirmó.
También se mostró optimista Federico Pucciariello, titular de El Albardón, la empresa de capitales locales que produce 50 mil toneladas de biodiésel al año y que aportará el insumo para la experiencia.

A la vanguardia. Con las 4 millones de toneladas que genera al año, recordó, Argentina es “el segundo productor mundial y primer exportador” de esa materia prima.
“De aquí a un año”, arriesgó, si el municipio diera su okey, todo el transporte público estaría en condiciones de utilizar biocombustible, “como de hecho ya hace la ciudad colombiana de Medellín”.
La gerenta de La Mixta, Celina Elbusto, fue bastante más cauta. “Por el momento toda la energía está puesta en esta experiencia piloto y al cabo de seis meses evaluaremos los resultados”, dijo, aunque anticipó que se trata de un “tema del mañana”, para el que la empresa tiene la “responsabilidad de sumar”.

Los nuevos diez
Los nuevos coches de La Mixta tienen piso bajo, rampas de acceso con inclinación, pulsadores accesibles y espacio para dos asientos simultáneos para personas con movilidad reducida. También poseen climatización frío-calor, suspensión neumática y caja automática, cinturones inerciales y GPS. Todos respetan las exigencias sobre emisiones Euro III

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