Daniel Scioli se preparaba anoche para anunciar la
designación del comisario general Hugo Matzkin como nuevo jefe de la
policía bonaerense, en reemplazo del comisario general Juan Carlos Paggi
. El cambio es una jugada del gobernador, que muchos observadores ven
como la última para conservar el poder sobre la política de seguridad de
la provincia. Es decir, un intento de evitar una intervención de facto de la Casa Rosada sobre esa área.
Hasta ayer, los candidatos a la promoción a comisario general eran los comisarios mayores Mario Briseño -lo apadrinaría el intendente de Tres de Febrero, Hugo Curto-; Jorge Nasrala -conocido del intendente de Tigre, Sergio Massa-; Gustavo Reale -lo auspiciarían el intendente de José C. Paz, Mario Ishii, y el senador Roque Cariglino-; Mario Otero -avalado por Aníbal Fernández-; Carlos Perillo -allegado a los intendentes de Almirante Brown, Enzo Giustozzi, y de Ezeiza, Alejandro Granados-; Héctor Maggi -impulsado por el intendente de Bahía Blanca, Cristian Breitenstein-; Alejandro Blanco -respaldado por el diputado Guido Lorenzino-, y Fabián Tosso -lo recomendaría el juez federal Norberto Oyarbide-. Este magistrado influiría también en el ascenso del comisario inspector Juan Abramo a comisario mayor, para que se haga cargo de la Departamental Lanús.
El ajedrez policial no estaba anoche del todo definido. Desde la provincia se examinaban algunos legajos para evitar impugnaciones de organismos de derechos humanos. Sería un riesgo para los comisarios Reale y Tosso -quienes estuvieron bajo el mando de Mario "Chorizo" Rodríguez y quedaron salpicados por la masacre de Andreani de noviembre de 1996-; quizá también para Briseño, en cuya Departamental San Martín se produjeron los asesinatos de los jóvenes Mauricio Ramos y Franco Almirón, en febrero pasado.
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