Con un gol de Ezequiel Maggiolo y dos de Román Martínez, el equipo de Arruabarrena venció 3-1 al Ciclón, que había descontado a través de un tiro libre de Leandro Romagnoli; el equipo de Caruso quedó en zona de riesgo.
El clima fue de final, no de guerra. Ganó el que jugó bien y perdió el que jugó mal. Ricardo Caruso Lombardi, DT de San Lorenzo, había dicho que iba a ser "una guerra entre el bien y el mal".
Tigre acumuló los méritos suficientes para quedarse con un duelo directo en la lucha por la permanencia en la máxima categoría. San Lorenzo, sin jugar, llegaba a Victoria fuera de la zona de riesgo. El equipo de Arruabarrena sabía que una derrota no lo dejaba en el descenso directo por la caída de Atlético Rafaela ante Vélez.
Ese fue el contexto de un partido bisagra. Tigre con su esquema habitual 3-4-1-2 (por buena parte del partido fue 3-3-1-3) y San Lorenzo 4-4-1-1.
El local se sintió muy cómodo y de entrada se lo hizo notar a su rival. A los 5 minutos, Luna bajó la pelota de cabeza y Maggiolo estrelló el remate en el palo derecho de Migliore; dos minutos después, un buen centro de Galmarini encontró la cabeza de Echeverría y la defensa de San Lorenzo saliendo. Se salvaban los de Boedo. Con los laterales-centros de Galmarini, el ganador generaba peligro. Y de arriba también complicaba mucho Tigre, claramente superior, más agresivo.
En el duelo Leone-Salgueiro prevaleció el primero; Castaño era amo y señor de todo lo que pasaba cerca y Román Martínez, la figura, manejaba el partido. A los 35, una pelota filtrada por los centrales de San Lorenzo dejó solo frente a Migliore a Maggiolo, que definió cruzado y esquinado para el 1 a 0.
Caruso Lombardi dispuso la inclusión de Bueno para la segunda parte. Pero la reacción fue tibia. Pretendió subir un poco más la apuesta con el ingreso de Romagnoli y en ese mismo instante Román Martínez puso el 2-0. El partido se quebró y el Ciclón mutó a su versión de golpe por golpe. Romagnoli descontó de tiro libre, pero en menos de diez minutos se quedó con nueve por las expulsiones de Kalinski y Kannemann. Con los tres cambios consumados ya no pudo acomodarse. Tigre sofocó los incipientes ataques rivales y manejó la pelota y el tiempo del partido. Aprovechó más los espacios, hizo correr a San Lorenzo. Y Martínez cerró con un golazo una gran jugada; Ftacla pivoteó y el derechazo de Román se metió junto al palo derecho de Migliore.
Arruabarrena hizo los cambios que debía hacer cuando debía hacerlos. Los tres puntos nunca estuvieron en duda, pero no debía confiarse. Tigre basó su triunfo sobre lo bueno que ha hecho durante todo el campeonato. Con orden y oficio ha sabido sortear la sombra del descenso. Y en esa búsqueda, otro sueño empieza a latir fuerte. A falta de dos fechas para la finalización del Clausura, por primera vez está fuera del descenso y la Promoción y a un punto de la punta que mantiene Boca. ¿Quién se anima a negarle la chance de soñar con el título...
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