miércoles, 13 de marzo de 2013


Jorge Bergoglio, de rival a sucesor de Joseph Ratzinger




En 2005, el arzobispo de Buenos Aires pidió a los cardenales electores que no lo voten y quedó detrás del alemás; hoy, deberá convivir con Benedicto XVI como Papa emérito.
Todo comenzó con una historia que ya hoy es por demás conocida. Una rivalidad no buscada en medio de votaciones secretas. Fue cuando el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, en medio de una reñida votación para elegir al nuevo papa, decidió dar un paso al costado para que el otro -Joseph Ratzinger- se convierta, nada menos, que en el 255° jefe de la Iglesia Católica.
Ocurrió en 2005, en el cónclave que siguió a la muerte de Juan Pablo II. Según reveló el periodista Marco Tosatti, vaticanista del diario La Stampa, Bergoglio, entonces de 70 años, pidió a sus "patrocinadores" que se abstuvieran de elegirlo. El resultado final fue de conocimiento público: el cardenal argentino quedó segundo en las votaciones, detrás de quien se convirtió en Benedicto XVI.
Esa nota de El Mundo, que demuestra que las normas de secreto absoluto que imperan durante el cónclave so pena de excomunión se diluyen con el tiempo, detalla cómo fueron las elecciones previas a la cuarta, en la que finalmente un cardenal consiguió la mayoría de dos tercios de los presentes.
Ratzinger había liderado la primera votación con 47 votos, seguido por Bergoglio, con 10. En la segunda, 30 votos separaron al primero del segundo (65 papeletas del alemán frente a los 35 del argentino), mientras que en la tercera, Ratzinger quedó muy cerca de los dos tercios necesarios.
Tras la tercera votación, al igual que esta mañana, hubo un receso, en el cual Bergoglio había emitido su pedido "casi entre lágrimas". Finalmente, la cuarta votación terminó con Benedicto XVI como el nuevo papa, después de que Ratzinger obtuviera 84 votos, frente a 26 del argentino.
Cuando volvió a Buenos Aires, el jesuita continuó como arzobispo y un año después asumió como presidente del Episcopado, hasta 2011.
Sin embargo, el 17 de diciembre de 2011, al cumplir 75 años, Bergoglio presentó su renuncia al arzobispado de Buenos Aires por alcanzar el límite de edad, según lo determina la ley eclesiástica. Pero, como era previsible, su ex rival en las urnas pontificias no aceptó la renuncia, sino que prorrogó su mandato por dos años, para dejar en claro la buena relación del arzobispo porteño con el Vaticano y como muestra de reconocimiento hacia su labor en el país.

REUNIONES

En 2006, cuando Bergoglio ya era presidente de la Conferencia Episcopal, suspendió un viaje al Vaticano, en el que se iba a reunir con Ratzinger en su rol de papa, y dio lugar a las especulaciones.
Si bien nunca se confirmaron los motivos detrás de la negativa, algunos medios la vincularon con un posible resquemor que despertaba el ex vocero del cardenal, Guillermo Marcó, en el Vaticano. Durante una entrevista, el sacerdote había cuestionado a Benedicto XVI por un discurso que los musulmanes consideraron ofensivo. Algunos críticos del cardenal dijeron que Bergoglio no había sido suficientemente "severo" con su vocero tras tales declaraciones, para debilitar así la imagen del presidente del Episcopado argentino ante el papa Benedicto XVI.
No lo lograron. En enero de 2007, Bergoglio finalmente se encontró con Ratzinger cuando ya era Benedicto XVI. Fue en un viaje que realizó al Vaticano junto a los otros tres obispos miembros de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina.
Los medios insistieron en que los cuatro argentinos salieron "muy contentos", principalmente porque dejaron en claro que desde entonces comenzaría una nueva era de diálogo fluido y coordinación entre el Vaticano y Buenos Aires. Fue una buena señal después de algunos chispazos en la relación entre ambos, por el nombramiento de obispos desde Europa sin consultar a la Argentina.
Cuatro años más tarde, Bergoglio volvió al Vaticano junto a la Comisión, principalmente para dar cuentas de la interna eclesiástica desatada por el debate por la ley de matrimonio igualitario que se debatía en el país en ese momento y al que Bergoglio mostró su contundente oposición.
En febrero de 2012, en tanto, el viaje del arzobispo de Buenos Aires estuvo cargado de nerviosismo, poco después de que presentara su renuncia, y sin saber qué decidiría el Sumo Pontífice.

LA RENUNCIA

Bergoglio tardó en reaccionar frente a la impactante noticia de la renuncia del Benedicto XVI, el pasado 11 de febrero. Después de momentos de silencio y reflexión, el arzobispo de Buenos Aires consideró que la dimisión de Ratzinger fue "un gesto revolucionario, un cambio en 600 años de historia" y afirmó que "se trata de una decisión muy pensada delante de Dios y muy responsable por parte de un hombre que no quiere equivocarse él o dejar la decisión en manos de otros".
Poco después, dos días antes de dejar definitivamente la Santa Sede, Benedicto XVI designó a Bergoglio miembro de la Pontificia Comisión para América Latina (CAL), y agregó así un nuevo cargo del arzobispo en el Vaticano.
La CAL está encabezada actualmente por otro cardenal que se perfilaba como un "papable", el canadiense Marc Ouellet.
Desde que Jorge Bergoglio saludó al mundo como el nuevo papa, todos se preguntan cómo continuará la relación que comenzó como rivalidad y sigue con una sucesión.

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