martes, 27 de octubre de 2009

Actividad Forestal




FOTO:"La rentabilidad final de un productor está asociada a las distancias del comprador y de las rutas" aclaró Claudia Peirano

Para iniciarse en la actividad forestal, antes se deben tener en cuenta varios aspectos que tienen que ver con la aptitud de la tierra, las distancias respecto de rutas y aserraderos, el tipo y calidad de madera que se piensa producir, la propiedad del campo por cultivar y el objetivo del negocio: vivir de él o tomarlo como una inversión paralela.

Por tratarse de una inversión de largo plazo (se necesitan entre 10 y 15 años para empezar a cortar los árboles, según especie, zona y calidad de la madera), los especialistas aconsejan consociar la actividad con la ganadería, lo que se llama modelo silvopastoril, que permite ir haciendo caja mientras crecen los bosques.

Como inversión inicial, las fuentes consultadas por RMN en el Congreso Forestal Mundial, que concluyó ayer en la Rural, coinciden en un desembolso de entre 2500 y 4000 pesos por hectárea, que incluye labores, plantación, plantines, fertilizantes, herbicidas y hormiguicidas.

En este tema, desempeña un papel importante la ley de promoción forestal, mediante aportes no reintegrables que le permiten al productor un recupero de la inversión a partir del segundo año de la plantación.

Un escollo que aparece es el precio de la tierra, inflado por el empuje de la agricultura, que le quita atractivo de la inversión forestal. "Por ejemplo, en el nordeste de Entre Ríos se habla de 2500 dólares la hectárea, un precio irreal", comentó Martín Sánchez Acosta, ingeniero forestal del INTA Concordia, en Entre Ríos, una de la provincias más representativas de la actividad.



La rentabilidad

Respecto del momento de la toma de decisión, Claudia Peirano, directora institucional de la Asociación Forestal Argentina (AFOA), recomendó que lo primero que hay que observar es la actitud forestal del suelo.

Peirano hizo hincapié en que "la rentabilidad final de un productor está asociada con las distancias del comprador [el aserradero] y de las rutas, ya que el 50 por ciento del costo de la madera es el transporte". Según la directiva, lo razonable es que el bosque esté entre 50 y 150 kilómetros del aserradero. En ese sentido, el tesorero de la entidad, ingeniero agrónomo Jorge Barros, consideró aconsejable cultivar "en una cuenca forestal desarrollada, como Misiones, Corrientes, la zona del río Uruguay, el Delta y zonas de riego como Mendoza y el valle del Río Negro, donde hay necesidad de madera".

Barros agregó que desde AFOA se está aconsejando un sistema consociado con ganadería, es decir, un manejo silvopastoril, "porque la carne es un buen negocio y, además, los animales comen los residuos vegetales que quedan debajo del monte, que son un riesgo de fuego".

Agregó Barros: "En muchas zonas, como en el Delta, Corrientes y sur de Misiones, después del tercer año de haber plantado el bosque se puede poner a engordar hacienda; antes no, porque si las plantas son muy bajas, los animales prefieren sus hojas a las pasturas".

Respecto del productor que recién se inicia , Sánchez Acosta recomendó que se tiene que tener bien en claro si se va a vivir de esa producción o si se la toma como una inversión y complemento de otra actividad. "Es una caja de ahorro que el día que necesita dinero puede ir vendiendo madera. Y si el precio no se justifica, no corta", apuntó.

Por ese motivo, "no se puede hablar de escalas mínimas de producción", dijo Sebastián Serra, productor y empresario de Concordina SA, también de Concordia, Entre Ríos. "Se puede arrancar con 5 hectáreas e ir creciendo de a poco a 10, 15 o 20 hectáreas", precisó el especialista.

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